María Guerra y sus recuerdos del Club Portugués en PORTUGAL QUERIDO

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Un papá orgulloso de Nabainhos y fanático del Club Portugués

Mis padres eran de Beira Alta. Mi madre de Vila Ruiva y mi padre de Guarda. Hoy, no puedo saber qué es más fuerte: si mi sentimiento como argentina o como portuguesa. Diría 100% de cada uno. Imposible, no?

Uno de los comentarios que más me impactaban era, cuando al saber mi origen, muy claro al leer mi apellido "dos Santos Mochô", que no se sabía demasiado sobre el itinerario y las actividades de nuestros antepasados en estas tierras.
Y lo vemos cuando se nombran sólo a los españoles o italianos como integrantes de las corrientes inmigratorias que contribuyeron al progreso de Argentina, ignorando el importante aporte luso.
María Guerra es el nombre de mi abuela paterna, que tanto placer me da utilizarlo como propio.
Viví una infancia, una adolescencia y una primera juventud muy ligadas al Club Português de Pedro Goyena. El Centro Patria también figuró entre nuestros lugares de esparcimiento.
Al haberme casado con un argentino descendiente de españoles y alemanes, provocó un poco mi distanciamiento, pero igual fuimos concurrentes asiduos a la Quinta Saudade de Castelar.
A la distancia, distintas situaciones me pusieron en contacto por medio del facebook con las novedades de la colectividad. Y ahora esta invitación, me da placer.
Mi padre fue fanático del Club Português, lo que provocaba los celos de mi mamá. Nada ni nadie, podía interponerse en sus vueltas de truco, (religiosamente jueves y sábados). También los partidos de billar, sus campeonatos... y cuento desde que la sede social estaba en Cucha Cucha 35/37, en mi querido barrio de Caballito. Las reuniones... estaba en todas. Adoraba a su Club.
Debo tener en algún rinconcito, el molde de yeso del escudo que mandó hacer en bronce cuando inauguraron esta última propiedad.
En su juventud, mi padre pasó por un importante problema de salud, y "su" Club, organizó un baile, para recaudar fondos y ayudarlo en tan difícil circunstancia, ya que no tenía ningún familiar en este país.
Pero no era sólo por gratitud su amor, sino su gran devoción a su patria lejana, y su gusto en compartir charlas con sus connacionales.
Estaba enormemente orgulloso de su Nabainhos. De su Portugal!


María Guerra

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