FADEIROS Y BALKAN SPICE EN BUENOS AIRES
LOS DOS GRUPOS DIERON UN
SHOW ÚNICO
En la noche de ayer jueves,
no podría haber terminado mejor este mes de agosto donde pudimos disfrutar de
gran variedad de música relacionada con Portugal y con el fado.
En Café Vinilo, una de las
tantas casas antiguas y refaccionadas, donde cada vez que voy, no sé por cuál
razón me hace recordar a mi niñez, ahí, en ese lugar, tuvo lugar el último show
del mes del grupo Fadeiros.
Comenzaron el espectáculo
las tres voces que lo componen: Ana Kusmuk, Patricia Álvarez y Pepa Vivanco
haciendo una tierna y conmovedora versión de Dulce Caravela.
Siguieron temas clásicos de
Fadeiros como ser Há uma música do povo, Patio de los amores, Oiça lá o
senhor vinho y Vou dar de beber á dor.
Momento emblemático en la
noche fue cuando a Fadeiros se sumó Uriel Kitay, del grupo Balkan Spice, quienes
habían abierto el espectáculo de la noche de Café Vinilo. Uriel, junto a
Fadeiros, interpretó con su acordeón una versión admirable del clásico de
clásicos "Barco negro"
.
Balkan Spice realizó un
potente espectáculo de música tradicional del este europeo, donde se escucharon
enormes canciones interpretadas de manera admirable por sus músicos, donde no
faltaron el acordeón, la flauta, la batería, mandolina, guitarra y otros
instrumentos musicales, que nos trasladaron cientos de años en pocos minutos,
hacia tierras milenarias y llenas de historias.
Al final del espectáculo
musical, y como broche de oro, a Fadeiros se se sumó todo Balkan Spice para
trasladarnos a Brasil y a su música, con la sublime y magistral interpretación
de la hermosísima canción Romaria.
Dos géneros distintos se
juntaron en una única noche. Señal que significa que no interesa lo que se
cante, sino cómo se lo haga.
La música, si es buena,
llena la vasija del alma y la desborda con sus notas traídas por algún genio.
Quizá esta noche hablemos de vasijas, de genios y de personas hechizadas no solo
por Fadeiros que nos traslada con sus notas al Mediterráneo sino gracias a
Balkan Spice por quien, por una noche, a través de una alfombra voladora llena
de música, fuimos llevados a los Balcanes y al medio
Oriente.
Nada más que decir que todo
fue memorable en esta noche donde lo único que brilló fue el talento, la música
y la alegría.
Andrea Lopes
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