AINDA FADO EN SANTA CLARA DEL MAR
LA COSTA PRESENCIÓ EL VIBRAR FADISTA
Desde hace
dos días que llueve en casi toda Argentina y ayer el cielo encapotado no
dio respiro en todo el día, marcando la marcha de su lenta o cruenta
caída desde un horizonte donde el sol jamás apareció, solo en breves y
escasísimos momentos donde clareaba y una línea de luz se colaba entre
las grices nubes, quienes se encontraban encadenadas unas a otras sin
ningún interés por liberarse y liberarnos de su presencia.
Autos
escasos cuyos dueños se animaban a enfrentarse con el tiempo, como lo
hacían dos o tres perros e incluso un gato a quienes nada espantaba, ni
siquiera las inclemencias meteorológicas. Como el pájaro que, haciendo
caso al diluvio de la tarde, se animó a cantar sabiendo que a metros lo
esperaba el mar.
No fueron
los únicos los que se animaron a capear el temporal como marcando que
tenían un destino que cumplir, un objetivo. La gente también dejó sus
lugares de residencia para acercarse hasta Cantalao, un cálido lugar, no
solo por sus cuadros y libros cercanos a los visitantes, sino por el
buen trato con el que reciben a quienes se dan cita hasta el lugar a
pasar un grato momento.
Y ayer a la
noche fue uno de esos instantes que se recuerdan por la calidez, el
reencuentro con las personas y con la música, eterna cómplice de
momentos sentidos, donde las notas, los instrumentos, la voz van
trasladando a quien escucha por diferentes caminos de acuerdo a cada
uno, en un viaje musical a través del alma compartida, dejando en el
aire aromas de lejanos países que nos vienen a visitar gracias a la
magia y conexión de Ainda Fado, este grupo que a base de sentimiento,
alegría compartida y bellas armonías logran interpretar al fado,
llevarlo hasta su terreno para que luego, cada oyente, se conecte con
este género portugués tan sentido.
La lluvia,
compañera inseparable del fado, también acompañó en este día, en un nexo
entre los dos, que se va haciendo más común. Los antiguos la veían como
un buen augurio, era la señal para una buena cosecha ya que para el
campo era y es sumamente necesaria.
Y creo que también es un buen augurio que acompañe a los conciertos de fado. Debe ser, sin dudas, una señal a tener en cuenta.
Lluvia, fado
y destino, unidos inexorablemente en el caminar de todos. Ayer acompañó
al público y a Ainda Fado, completos todos de buena música portuguesa.
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