UN PORTUGUES LOGRO RECORD EN EL ASCENSO AL ACONCAGUA

Récord al subir y bajar del Aconcagua en 15 horas

Lo logró un portugués. Lo usual es hacerlo en 20 horas.

Recordman. Carlos Gomes Dasa es maratonista: subió rápido y sorprendió porque bajó corriendo. c.gomes/FACEBOOK
Recordman. Carlos Gomes Dasa es maratonista: subió rápido y sorprendió porque bajó corriendo. c.gomes/FACEBOOK

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19/01/13
Corrió, saltó grietas, se enterró en la nieve, padeció frío y escasez de oxígeno para respirar en altura, pero no se detuvo. El maratonista portugués Carlos Gomes Dasa, subió y bajó el cerro Aconcagua en 15 horas y 42 minutos, lo que significó un record mundial de ascenso a la montaña más alta de América (6.960, 8 metros de altura). La Secretaría de Ambiente de Mendoza informó que el 16 de enero, el andinista partió desde Horcones, la base del cerro, a las 5.20 de la madrugada y llegó a la cumbre a las 17. Allí tomó una fotografía con el logo del parque provincial que fue entregado al jefe de área del Aconcagua. El deportista regresó a su punto de partida, a las 20.34 del mismo miércoles. La hazaña fue certificada por guarda parques del Aconcagua. El record anterior, de 20 horas y 34 minutos, era del peruano Holmes Pantoja. Gomes Dasa recorrió 81 kilómetros y 8 mil metros de desnivel en menos de 16 horas, cuando el promedio para ascender y descender el Aconcagua es de 12 días.
Su proeza fue mayor porque retornó corriendo, aunque extenuado, a la laguna de Horcones, el acceso al cerro desde la ruta 7, que une Mendoza con Chile. El jueves, un día después de su hazaña escribió en su muro de Facebook (Carlos Sá - Ultra Runner): “Llega por fin una de las más fantásticas aventuras de mi vida”. Contó que había partido el 27 de diciembre para una prueba de “superación y aventura”. Su primer objetivo era subir el techo de América y en una segunda fase, correr desde la entrada al parque, hasta la cima y descender en el menor tiempo posible. Lo consiguió. El 13 de enero, tuvo un primer intento fallido por tormentas de nieve. Cuando lo consiguió, recordó que la montaña estaba “totalmente invernal y muy peligrosa”. A partir de los 5.500 metros tuvo que hacer una ascensión con botas especiales, llevaba casi 6 kilogramos en los pies. “Fue una lucha contra las adversidades”, dijo. Y contó que en los últimos 300 metros daba 20 pasos y paraba para recuperarse. Pensó en desistir varias veces.
Roxana Badaloni, Mendoza
 
CLARIN


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