CUANDO EL PROGRESO DUELE/ DEMOLIERON LA HISTORICA ZAPATERIA DE JOAQUIM
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El paso del tiempo es inevitable, para las personas y para los edificios. Esta vez "el progreso" tuvo cierta mesura, aguardando unos meses más que lo previsto, pero finalmente ejerció su poderío y se llevó miles de recuerdos, miles de conversaciones, y los pares de zapatos que nadie retiró jamás.
Fueron más de sesenta años, y esa perseverancia que Nilda, su hija, me contó en el 2015: "sigue yendo a trabajar todos los días". Nilda fue quien confió de inmediato en esa aventura épica que era Portugal Querido, un libro que no quería contar sólo historias de próceres, empresarios y altos profesionales, porque el autor del libro también es orgullosamente hijo de un zapatero de Sao Bras de Alportel. Joaquim y mi padre fueron colegas y amigos, y la vida me permitió hacerle este homenaje, en vida.
Mayo de 2016 fue el último plazo. Los dueños del antiguo edificio eligieron demoler. La zapatería Ameghino sería, en adelante, un recuerdo del viejo Comodoro casi irreconocible, una leyenda de trabajo y honradez, y allá arriba, en un estante, la radio que inevitablemente propalaba la voz de Carlos Omar. Y aquí aparece Nilda otra vez... ella tomó estas imágenes de la despedida, que el viejo zapatero portugués quiso vivir minuto a minuto, entre nostalgias y sonrisas.
El paso del tiempo es inevitable, para las personas y para los edificios. Esta vez "el progreso" tuvo cierta mesura, aguardando unos meses más que lo previsto, pero finalmente ejerció su poderío y se llevó miles de recuerdos, miles de conversaciones, y los pares de zapatos que nadie retiró jamás.
Fueron más de sesenta años, y esa perseverancia que Nilda, su hija, me contó en el 2015: "sigue yendo a trabajar todos los días". Nilda fue quien confió de inmediato en esa aventura épica que era Portugal Querido, un libro que no quería contar sólo historias de próceres, empresarios y altos profesionales, porque el autor del libro también es orgullosamente hijo de un zapatero de Sao Bras de Alportel. Joaquim y mi padre fueron colegas y amigos, y la vida me permitió hacerle este homenaje, en vida.
Mayo de 2016 fue el último plazo. Los dueños del antiguo edificio eligieron demoler. La zapatería Ameghino sería, en adelante, un recuerdo del viejo Comodoro casi irreconocible, una leyenda de trabajo y honradez, y allá arriba, en un estante, la radio que inevitablemente propalaba la voz de Carlos Omar. Y aquí aparece Nilda otra vez... ella tomó estas imágenes de la despedida, que el viejo zapatero portugués quiso vivir minuto a minuto, entre nostalgias y sonrisas.
Mario dos Santos Lopes
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