MI VIEJO, EL PORTUGUES

 Lo recuerdo con una sonrisa y un poco de nostalgia. El fan de Fausto Papetti, a quien emulaba con su saxo en largos ensayos después de un día entero de pelear con zapatos ajenos, el que hablaba con las palomas, el que detestaba a los tiranos y a los que se arrodillaban delante de los tiranos, el que supo disfrutar plenamente a sus nietos, aunque sin cancelar jamás la siesta del domingo... el que me llevaba con el triciclo los sábados a Plaza Once y a la vuelta me compraba un Topolín... el que disfrutaba revolviendo discos LP en las viejas disquerías de la calle Corrientes, el que se emocionaba recitando alguna poesía, el ávido lector de Selecciones y de Baruch Espinoza, el que cuando le prohibieron el vino tenía su botellita escondida al lado de su mesita y su viejo banco, el que disfrutó los viajes de regreso a su Portugal Querido, el que se alegraba, junto a mis hijos, con las canciones de Rodrigo ; felizmente no nos quedaron deudas, lo honramos cuando pudo disfrutarlo, por ejemplo en la fiesta de sus 80, en la que pudo conocer a Gaby y después viisitarnos en nuestra casa acá en Deseado... Antonio dos Santos Lopes, nos dio lo mejor y le dimos lo mejor...
 

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