ECOS DE LAS PRESENTACIONES DE KARINA BEORLEGUI EN PORTUGAL

InterFado, de puerto a puerto

Entre dos puertos suele haber un mar y un desencuentro de distancia. En este caso, ni el mar ni el océano fueron distancia suficiente para un desencuentro.
Y así, con la imagen de dos puertos comenzó Karina Beorlegui a explicar cómo Tango y Fado son semejantes. “Tienen la misma raíz, nacen en los puertos. Son estilos nacidos de la nostalgia en los arrabales, en los puertos”.
Karina Beorlegui es argentina, de Buenos Aires. Tiene una presencia fuerte, aunque ella es pequeñita. Apareció entre el público, mientras Marcelo Raigal ya la acompañaba al piano, subió al escenario y confesó: “me gustan los puertos porque es el único lugar donde se aguarda algo”.
Karina Beorlegui con el xaile a la manera portuguesa.
Karina Beorlegui con el xaile a la manera portuguesa.
Karina arrancó su voz con jeito (modo) tanguero. La segunda sesión de InterFado estaba comenzando.
El rincón portugués y el patio andaluz de la noche anterior se convirtieron esta vez en un muelle del Atlántico, una vez en cada orilla: Buenos Aires – Lisboa. Precisamente eso es InterFado, convertir, mezclar, experimentar y poner un pizco de Fado en todas partes.
En esta ocasión, la apuesta fue por una bonaerense que conoció el Fado a través de un disco de Mísia. Ella, por aquel entonces, se dedicaba al teatro y cantaba. El Fado la agarró como inevitablemente te agarra el Tango, como inevitablemente te agarran los horizontes en los puertos. Comenzó a escuchar más Fado. Cada vez que descubría uno que le gustaba, era de la misma época de los tangueros que también adoraba. Dice que su signo del zodiaco, Géminis, tiene atracción por lo ancestral y así se explica ella la coincidencia.
Marcelo Raigal ha tocado mucho y ha acompañado mucho. Es pianista, compositor, arreglista. Reside en Madrid desde hace trece años, donde toca, sobre todo, tango y cabaret. Esta es su primera incursión con el Fado, acompañando a Karina. Le ha gustado mucho trabajar las partituras y descomponerlas. Y conseguir romper la barrera que separa las cuerdas de la guitarra portuguesa de las del piano. Su estudio del Fado no se quedará por aquí. La fusión del Fado con el tango le parece racional, “tienen casi el mismo origen”.
Ahora, Karina, que ha sido una de las pioneras del Fado-Tango en su tierra, quiere continuar profundizando en el Fado. Aunque siempre que cruza el océano pasa por las Casas de Fado de Lisboa, cree que debería pasar una temporada allí para acercarse más al estilo fadista. El Fado y el Tango tienen un carácter muy fuerte y, Karina, que lleva escuchando Tango desde la infancia, cuando su abuelo pegado a una radio escuchaba a Julio Sosa, tiene ese carácter muy marcado.
El concierto que cerró esta II edición de InterFado dejó entrever las pinceladas del Fado que hay en el Tango, y viceversa. Karina colocó las gaivotas de Amália al lado de las golondrinas de Gardel y se vistió el xaile al estilo portugués y al gaucho.
InterFado se despidió hasta el año próximo con un Fado interpretado por Gardel: Caprichosa. Éste es el título del disco con el que Karina celebra 10 años en esto. En este mismo disco usó para el diseño las cartas que su bisabuelo, marino mercante, enviaba a su bisabuela mientras estaba embarcado. Una vez más, se le revelan a Karina los signos, el ancestral del zodiaco, y el de su amor por los puertos.

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