LA ACTUACION DE CRISTINA BRANCO Y FADEIROS EN LA TRASTIENDA











 
Quizás por nacer mirando el horizonte en puertos que despedían y recibían emigrantes e inmigrantes con sueños y nostalgias. Tal vez por ser la mixtura de variados ritmos que pueden haber caminado suelo europeo, africano y latinoamericano y tienen el sabor de la diversidad de esos orígenes, el tango y el fado son hermanos. Ambos con sus matices, con sus ademanes, con sus acentos; todos ellos diversos, mas la lectura final no es otra que la hermandad. Si estos ritmos populares y folclóricos reflejan a su modo el ser de dos naciones ensambladas a lo largo de los siglos con otras y además éstas expresiones se gestaron en los estratos sociales mas bajos, me animo a pensar que son éstos quienes los han producido. Creo que, en forma sencilla y cotidiana, son quienes menos tienen en sentido material aquellos que mejor se animan a expresar su dia a dia de la manera en que en la problemática de la vida hecha música pueda llegar a ser comprendida y compartida, sin importar en qué escalón de la pirámide social se encuentre quien la escuche.

Y así, entre puertos, caminos, lenguajes diversos, cadencias y arrabales, y con una gran alusión a lo antedicho fue que encaró la fadista Cristina Branco su espectáculo en La Trastienda, el pasado 13 de junio. Luego de ser presentada por el grupo local "Fadeiros Fados", que fueron sus anfitriones, la cantante portuguesa hizo su aparición en el escenario con un fado que alguna vez supo interpretar la querida Amalia Rodrigues: "Nao é desgraça ser pobre". Cristina desarrolló impecablemente su repertorio del último disco editado en 2011 "Fado/Tango" acompañada de un piano, un contrabajo y una guitarra portuguesa.

Éste material discográfico es variado aunque tiene en si un hilo conductor en ese entrelazado mágico entre el fado y el tango, además de salir de lo tradicional y ser sumamente sentido, demostrando que para enamorarse de los géneros en cuestión, el idioma es algo secundario. Por más que entendamos poco el portugués la alquimia de ese repertorio tan bien articulado llega a nuestro corazón instantáneamente. Cristina Branco cantó en francés un bello poema "L´Invitacion au voyage", desarrolló con gran pasión "Anclao en Paris", de Cadícamo/Barbieri, "Nao há só tangos em Paris", "A Laurindinha","Dos Gardenias", entre otros. Particularmente me sentí impactada por una en especial de sus canciones, del poeta de la Revolución de los Claveles, Zeca Afonso, llamado "Redondo Vocábulo". Realmente, como fadista e intérprete de música e historias, porque un cantante que emociona es también quien se emociona cantando, demostró estar más que a la altura de la expresión de frustración y deseo de libertad que ese tema encarnaba, tanto que un poema de semejante maestro puede ser aprehendido y vivido por los instantes en que es desarrollado más allá de las metáforas y las palabras. Fueron esos gestos de esta cantante portuguesa y su gran calidad en actuación a través de éstos, los que hicieron a la concurrencia pedir que retornara al escenario después de interpretar "Meu amor é marinheiro" para ofrecernos los tradicionales "Fado Menor" (con la letra de "Os teus olhos sao dois cirios", cuya tradicional melodía es considerada por los "puristas" como el padre de todos los fados") y "María Lisboa".

Se hizo esperar un rato largo, ya casi ningún asistente quedaba cuando salió del local del barrio porteño de San Telmo, cuando para aquellos que la aguardábamos para un saludo y una foto se nos brindó en unas palabras muy cordiales y afectuosas... con esa sencillez que sólo tienen los grandes.

Karen Cogliandro 

Fotos: Andrea Lopes/ Karen Cogliandro
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Comentarios

  1. nos hicieron sentir a los que estamos lejos un poco más cerca,gracias! y viva el Fado!

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