FADEIROS VOLVIO A PRESENTAR LA MUSICA PORTUGUESA EN MEDITERRANEA

UN SHOW DIRECTO AL CORAZÓN

Fadeiros volvió a Mediterránea, Espacio de Arte, uno de los primeros lugares donde vi a este gran grupo de fado y qué tanto me hace acordar a mi casa, por sus persianas casi iguales a las mías y tan parecidas a la de tantas casas cuya parte de adelante se usaba como negocio. Ese no se qué que Mediterránea tiene, en mi caso debe ser eso, el saberme cercana a un lugar conocido, aunque ni bien sea de apariencia. Empezar así con un lugar es bueno.
Y siempre viene bien la excusa para ver un espectáculo de Fadeiros, porque este grupo, con diez años de trayectoria no para de sorprender y emocionar a quien vaya a verlo, no importa si es por primera vez o si lo hace de forma habitual. Cada show es, lisa y llanamente, distinto al otro.
Las versiones que hacen de sus temas, mejoran de vez en vez, podría citar varios temas, pero focalizaré solamente en uno: hoy, principalmente, la actuación de las tres cantantes: Ana Kumuk, la voz de Pepa Vivanco que parece cruzar el océano mismo para llegar hasta la sala de Mediterránea, la dulce voz de Patricia Álvarez, las tres, haciendo una magistral, sutil y de una belleza absolutamente profunda de Dulce Caravelas que, como dijo Pepa y lo comparto, es un ir y venir entre las ola. Escuchar Dulce caravelas es ver irse ese barco que no se quiere ver partir, y a la vez acompañarlo en su devenir constante. Es poesía pura.



Qué se puede decir de Chuva que no se haya dicho. El compositor portugués que la hizo puede quedarse bien tranquilo por la manera en que este grupo lleva adelante esta versión que traslada a quien la escuche, por los sentimientos de su letra.
La belleza sentida de Canción a Portugal, por si quedaban dudas el amor que siente Fadeiros por este pueblo y sus raíces.
Verse reflejada en Lela, un tema desgarrador, profundo, triste, interpretado con un sentimiento absolutamente puro, conmueve de principio a fin. Como la también obra poética hecha canción de As Fontes, cantada con una emoción que traspasó a quienes la escucharon y acompañada del gran grupo de músicos que hacen mayor a esta gran obra musical portuguesa y que, como las grandes obras que son, muchas veces se ocultan y viven a la sombra de otras canciones. Vale la pena reflotarla y conocerla.
Si hubo emoción en este show, tampoco faltó espacio para la alegría de la mano de canciones hermosas que alegran el alma tales como Laurindinha, María Lisboa, Feira de Castro, Fado Portugués de Nos, Canto Mozo y Menina do Alto da Serra.
Fadeiros es un gran equipo de profesionales, que conmueven, alegran, emocionan y siempre dejan algo para pensar: en cada espectáculo nos demuestran que se puede crecer y cambiar para mejor. Como ellos.


Andrea Lopes

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